Las aguas en la reserva están contaminadas debido a que colonos usan químicos para la pesca y eso amenaza la vida silvestre y la salud de los pueblos Rama-Kriol.

La construcción de escuelas (6 católicas y 11 evangélicas), caminos, paneles solares e iglesias, promueve la invasión.

Este grupo ha estructurado una red de operadores, muchos de ellos son los comerciantes de tierras que ya operaban en la Reserva Indio-Maíz.

Mineros llegan para exploración y explotación del oro que genera contaminación del suelo y la biodiversidad.

Los intereses sobre la reserva han evolucionado hacia un sector más potente, los grandes ganaderos, quienes invaden ilegalmente para establecer pasto y engordar el ganado.

La construcción de escuelas (6 católicas y 11 evangélicas), caminos, paneles solares e iglesias, promueve la invasión.

Los colonos queman áreas, tumban árboles, rozan y vierten pesticidas para instalarse ilegalmente.

En noviembre del 2016 se registraron daños ambientales (principalmente en los suelos) debido a este huracán.

Empresas de monocultivo aumentan los procesos de invasión en la reserva y genera el desplazamiento de personas hacia zonas de la reserva o hacia otros países.

El incendio en la Indio Maíz ha sido la alerta más grande de los daños que se vienen sucediendo desde su creación.